Hoy, servidor, se ha levantado muy perspicaz y por qué no decirlo, con un sex appeal muy alto. Con esto doi pie a una de mis hipótesis más recientes: algunos días nos levantamos más guapos que otros.
Es una manera que tiene el destino de decirte de vez en cuando: "¡Hey, tampoco te va tan mal!". Esto es un engaño barato de nuestro sino que nos hace sentir mejor por un día.
La misma cara y sin embargo mucho más atractivo para el resto. Mi encanto natural a sido significativamente potenciado en el día de hoy. Y además de darme cuenta con sólo mirarme al espejo, el mundo también lo nota, y sabe que estoy dispuesto a explotarlo.
Osea, alomejor voi hoy a por el pan, y le digo a la panadera: "Mira morena, sé que el pan vale 40 céntimos, pero creo que hoy me va a salir gratis". Y el mundo sabe que me voy a quedar mas ancho que alto, y que seguramente me salga gratis porque hoy estoy especialmente sexy.
Es uno de esos días en que sonries por la calle, y sientes que haces una labor social dando color a la monotonía de la vida diaría y común. Y es que estás tan bien que podrías conseguir que un conductor de autobús sea agradable (algo casi imposible por ser incongruente), y sin quererlo, tu atmosfera de belleza corta la meada de los perros del parque y hace que el mismo dios allí arriba piense: "La humanidad no sé, pero con este tipo hice un buen trabajo".
La otra cara de la moneda: mañana volverás a tener el sex appeal de siempre, el que podría tener un huevo duro o un champú anticaspa. Y hablando de todo un poco, hay algo con menos sex appeal que un huevo duro? Alomejor un cortauñas podría estar a la altura si se batieran en un duelo de desmotivación sexual, pero el día que eso ocurra seguramente sea el fin del mundo.